ENTREVISTA

“Desde muy pequeño estuve de alumno con Morera Garrido, después ingresé en la escuela de artes, con Paco Rojas, con Manuel Romero Carrion, uno de mis profesores y director de la escuela.Continué con la pintura hasta que me fui a a trabajar con Paco Barón, un escultor madrileño. Ahí empecé el volumen, sentía la necesidad de que las cosas se movieran y no quedarnos en un plano, si no que se pudiera girar girar.
Parto siempre de la geometría para representar una idea, más que un tema en concreto, a través de esos volúmenes, ventanas, cambios de luces y sombras; dentro de ese volumen tan geométrico intento decir lo máximo con lo mínimo, quiero ir a la pura esencia escultórica.

La pintura me hace liberarme, aquí no hago bocetos, me muevo por impulsos, la escultura es muy metódica. Con maquetas, hago a escala después las piezas, está todo muy pensado y se cómo va a acabar. La escultura es una evolución de unas a otras, hay una evolución lógica y un sello sobre lo que hago y yo me puedo plantear distintas ideas pero al final son evoluciones unas de otras.

En la Escultura urbana, estás un poco más limitado porque tú tienes que ver el entorno donde va a ir esa pieza y tiene que estar integrada , que se integre con el entorno, que haya un diálogo, con ese entorno, edificios, incluso con las personas que van a pasar todos los días , tiene que haber una comunión perfecta entre todas esas cosas, entonces el reto es un poco más complicado, porque ya estás influido”.