Biografía
“Desde la humildad al deseo de inmortalidad”
Lo más terrible iba a ser el silencio. Silencio abismal. Los últimos meses, desde el diagnóstico inicial, fue como si se hubiera fundido. Como una máquina que deja de funcionar. Sin corriente, sin energía, sin los impulsos que le habían transportado desde la infancia hasta el deseo de inmortalidad, que había buscado trabajosamente con sus obras.
Manuel Fuentes Lázaro nace en Toledo el 17 de Noviembre de 1950 y fallece, tras una larga enfermedad y periodos de absoluto silencio, el 20 de Abril de 2017, en su misma ciudad natal. Sus inicios artísticos parten del mundo del óleo y los lienzos, del olor a aguarrás y los pigmentos. Con Tomás Camarero y Morera Garrido, aprendió a ” coger mano “, y practicando el dogma de los clásicos, comenzó a vender paisajes y retratos, hasta que se fue a trabajar con Paco Barón, un escultor Madrileño. Allí empezó a desarrollar el volumen y a querer explorar otros caminos de creación.
”Veía por las calles a los pintores que entonces se repartían por Toledo para pintar sus paisajes del natural. Me acercaba con curiosidad y les enseñaba mis dibujos y cuadros, pintados desde el Valle. Conseguí que mis padres me regalarán un maletín de pinturas y un caballete. Con ellos, y acompañado de mi hermana más pequeña, buscábamos encuadres, imagino ahora, que insólitos. Eran otros tiempos: dos críos podían irse solos al Valle sin temor. Conocí a Morera Garrido y a Tomás Camero. De hecho aprendí con ellos el mundo complejo de las mezclas de colores y percibí a su lado el olor embriagador del aguarrás“.
Ingresó en la Escuela de Artes de Toledo, donde se graduó en Artes Plásticas y Oficios Artísticos, en la especialidad de Forja y Metalistería. Allí tuvo maestros como Paco Rojas o Manuel Romero Carrión. ”En la Escuela de Artes practiqué forja y modelado. Y noté que no se me daba mal. Me marché un año a Francia. Allí se ganaba dinero y además creía que, por el solo hecho de estar en Francia, un artista podía convertirse en famoso. La experiencia resultó más vulgar de lo imaginado. Tras un año de trabajos nada artísticos para sobrevivir, decidí volver a Toledo“.
De forma paralela, mientras recibía su formación más académica, empezó a sentir la llamada de lo contemporáneo, la necesidad de crear sin modelo y dejar que los conceptos dibujaran sus obras. Su dinamismo le ha llevado a trabajar la escultura desde el compromiso, obras que con sus títulos se convierten en un homenaje a la lucha, a los hombres honrados y disciplinados. Valores e inquietudes que, a través de su expresión artística, ha sabido transmitir. Samurais, Atalayas, Tótems, Chamanes o Medievos, series con significados ocultos y abiertas a la interpretación del espectador, que han sobrevivido a cualquier moda, un arte con una impronta personal. Un lenguaje propio que nace de la pura esencia y se hace evidente con la evolución de sus ideas. Una evolución artística que está presente en toda su obra, desde su etapa “ más de escuela” , influenciada por las esculturas de Alberto Sánchez, hasta la geometría más característica de Oteiza, o los susurros abstractos de la forma del gran maestro Chillida.
“Tiempo después descubriría a Chillida. La segunda revelación, sin embargo, vino del conocimiento de la obra de Chirino y Oteiza. En este último representaba lo que yo quería hacer sin saberlo. Quería ser como él. Y Oteiza, una vez más, vino en mi ayuda. Existía el hierro que conocía por los ejercicios en la Escuela de Artes. Un material inexpresivo que sí se sabía trabajar podía trasmitir más mensajes de los que yo podría expresar”.
Desde 1972 hasta 2012, ha recibido 61 premios, menciones y Accésits a nivel nacional e internacional, convirtiéndose en uno de los escultores más consagrdos del panorama contemporáneo.
– El 20 de Abril de 2017, todo llegó a su final. La enfermedad trastocó todo: los proyectos, las ilusiones, la creación, por fin, de la obra única. Tal ver por eso optó por el silencio. Escuchaba con resignación. Miraba con incredulidad, como diciendo que sabrás tú. Había anticipado el desenlace. Estaba, sin estar. Había cumplido su trayectoria.
El viaje acababa y lo sabía. Nadie se conocía como se conocía él. Lo que empezó en una casa modesta de un barrio humilde de Toledo llegaba a su final .